Uno de los problemas sociales de raíz que más aqueja a Latinoamérica y el mundo es la desigualdad, que por cuestiones estructurales y de sistema, no permite que las personas puedan tener acceso a mejores oportunidades de vida.
Un reflejo evidente de la desigualdad se puede ver en las fortunas de los más ricos de México.
De acuerdo al último informe de Oxfam México -una organización no gubernamental-, las fortunas de Carlos Slim y Germán Larrea, las dos personas más opulentas de este país, es igual a la riqueza concentrada en la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe.
En otras palabras, dos hombres tienen más dinero que, aproximadamente, 334 millones de personas.
Dicho reporte, titulado El Monopolio de la Desigualdad, reveló que, a diferencia de una gran parte de las y los mexicanos que cayeron en pobreza, la fortuna de los 14 ultra ricos mexicanos casi se duplicó desde el inicio de la pandemia del covid-19.
Las personas ultra ricas son aquellas con más de mil millones de dólares de riqueza. Según la Oxfam, estas 14 personas concentran 8.18 de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional.
Además, para desmitificar, la organización no gubernamental aclaró que la riqueza de los más opulentos en México no se debe a leyendas de trabajo duro y genialidad, sino más bien a que el poder político se los ha permitido.
“Esta excesiva concentración del poder económico guarda una estrecha relación con el poder político: los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia”, dice la Oxfam.
Por ejemplo, Carlos Slim es dueño de Teléfonos de México (Telmex), que antes era una empresa del estado, pero que durante el periodo neolibral se le fue subastada.
A raíz de que Carlos Slim obtuvo la empresa, su riqueza empezó a crecer exponencialmente, lo cual lo llevó a diversificarse y seguir acumulando riqueza en otros sectores, como el minero.